THE CAPRIOLI´s /: Diseño: Bang & Olufsen | Vértigo danés que cuestiona lo ordinario.

Desde 1925 la firma danesa nos somete, sopor tras sopor, a una curva que desde su mismo principio artesanal aúna funcionalidad, desempeño y sofisticada belleza.

El paradigma del diseño nórdico en uno de sus máximos alardes; se exhibe aprobatorio tanto en la casa de rockstars amantes del HI-Fi absoluto o en las pretenciosas superficies de placer del sibarita global.
Bang & Olufsen seduce y confunde a cualquier desprevenido cartógrafo que deambule, -mientras estos tecnológicos vikingos se lanzan desde su eléctrico Dakkar- entre las fronteras del arte, la tecnología, el sonido y el objeto seriado.

Inicio quieren las cosas.
A Peter Bang y Svend Olufsen les gustaba la radio. Y les gustaba mucho.

En el siempre iniciático ámbito del altillo de la casa de Olufsen, en la pequeña localidad de Struer (norte de Dinamarca) sorprenden a sus vecinos desarrollando un ingenio radial alimentado a corriente alterna en tiempos de que la mayoría de estos aparatos funcionaban a pilas. Buen inicio.
Bang era ingeniero, Olufsen, hombre de los negocios. El atrevido diseño del uno, las buenas maderas de abedul de los bosques de Jutlandia y la acertada visión comercial del otro, hicieron el resto.

Las 2.762 millones de coronas danesas (370 millones de euros) del balance del ejercicio 2009/2010 no dicen demasiado ni deberían decir tampoco, acerca de la abrumadora potencia creadora de la marca danesa y su constante evolución vanguardista durante estos 85 años.
No dicen nada no, pero en tiempos en donde el dinero habla por si mismo, es un buen argumento para animarse a dar el primer vistazo.

Volver al futuro.
B&O (en su acrónimo) comulgó rápidamente desde sus inicios con una decidida estética marcada por y desde la ruptura total. La reformulación constante, la sublimación del simple instrumento tecnológico y del escueto soporte formal del sonido, se transformó en una aventura material y figurativa tan arriesgada como brillante. La trascendencia del mero objeto seriado, del simple hijo de linea de montaje en pieza de arte funcional y cotidiana es probablemente el más logrado objetivo de la firma en cuya cabeza creativa revistó por décadas al legendario Jacob Jensen.

Y si de riesgo y efectos hablamos, maximizando constantemente las nuevas oportunidades que la tecnología -a lo largo de las décadas- les fueron brindando, llegaron a nosotros reproductores de discos colgados de paredes -sin soportes perceptibles- que ofrecían material y también visualmente sonidos celestes y elegantes. O juegos de parlantes de volúmenes cónicos, superpuestos en atrevido desafío como negros hongos hijos de un jardín en alta fidelidad. La "summa" exquisita de cajas de audio argumentaban digna y solemnemente las ocultas noblezas del aluminio y del plástico como materiales salidos de pretensiones completamente opuestas al pragmatismo de la producción en serie. Todo en B&O golpea al canon y a la forma instaurada, todo manifiesta una refinada subversión al convencionalismo y a la monotonía materialista industrial.
Objetos de placer, para el placer y aún así; fabricados y concebidos desde él.

Aquí y ahora.
La parafernalia que B&O ha desarrollado y desarrolla para seducir los requisitos de nuestra contemporaneidad en audio no ha escatimado en formas: Teléfonos celulares, reproductores de MP3, home theaters, teléfonos convencionales -y hasta un célebre destapador- están desparramados esperan a quienes puedan y comulguen - son tan caros como exigentes - con el goce de ser sometidos a un estado de permanente revisión exhaustiva y sin lugares seguros de lo cotidiano.