Política argentina: Una forma de ser. |
Se perderá sin remedio en su cacofonía atronadora. Sucumbirá - usted y su análisis - ante la militancia antropofágica de la lucha desembozada y a brazo partido por la supremacía total primero; por la supervivencia después.
No entenderá la “flexibilidad” y la velocidad impúdica de sus alianzas, alineamientos y reconversiones dignas del mejor renacentismo. No se explicará jamás la salvaje manipulación de la información a todo nivel, la esquizofrenia tortuosa y el doblez permanente del discurso. Se rendirá ante la debilidad turbulenta y crónica de toda su institucionalidad y la ausencia absoluta de límites formales y éticos ya sea para quien tiene el poder o para quien lo pretenda.
Sus gestualidad le parecerá inexplicable; su devenir, enigmático.
No hay horizontal ni vertical: solo maniobra, seducción desaforada y cintura serpenteante. Habrán – no digo que no – buenas o mejores intenciones acompañadas de nobles fines, pero todos; más tarde o más temprano capitulan ante la lógica perversa del único medio posible.
Puedo decirle que allí el olvido lo permite todo y que todo; absolutamente todo es eternamente posible.
Lo otro que puedo decirle es que – por pura costumbre nomás – ponga sus barbas y las mías en remojo. Toda esa agua que nos separa; ya se sabe, muchas veces no es suficiente.